Aunque producimos colágeno de forma natural para mantener la salud de la piel, el cabello, las uñas y las articulaciones, con el paso del tiempo nuestro cuerpo crea menos colágeno a partir de los 20 años. Los factores ambientales también pueden contribuir al agotamiento del colágeno, como la contaminación, la exposición al sol e incluso la piel seca.
Se sabe que el colágeno favorece la circulación y refuerza la estructura de nuestro tejido conectivo, huesos y ligamentos.
El consumo regular de péptidos de colágeno puede ralentizar los signos del envejecimiento y reducir la sequedad. Gracias a la capacidad del colágeno para fortalecer nuestra piel, varios estudios han demostrado una mayor hidratación, elasticidad y un aspecto más juvenil como resultado.